Seguridad privada: inversión o gasto
Un atraso cultural en temas de seguridad por parte de los empresarios mexicanos, es sin duda el generador de los vicios en las empresas de seguridad ¡, dado el afán de contratar servicios “económicos” y no en invertir de acuerdo al valor de lo que se quiere proteger.
Los servicios de seguridad como toda actividad en la economía moderna tienen un costo que con frecuencia suele ser no prioritaria en las proyecciones presupuestales de una empresa. Esta situación se torna alarmante en estos tiempos dado el contexto de inseguridad y violencia como el que vivimos actualmente; no obstante, esta área es regularmente considerada un “gasto sin retorno” que no aporta a la productividad, y que en ocasiones sólo se hace porque la autoridad obliga a las compañías a asegurarse por la naturaleza de su actividad.
Así que, la preocupación que muestran con mayor regularidad los empresarios, es sin duda, la reducción del presupuesto destinado a estos servicios, al tiempo que diseñan estrategias para contratar lo estrictamente necesario para cumplir con lo exigido por la ley (o menos si es posible); situación que es sin duda un grave error, ya que de presentarse un siniestro de cualquier índole que ponga en riesgo sus bienes o personal, las competencias del personal a cargo de la seguridad serán fundamentales para salvaguardar la integridad de las mismas.
Y es que lo analizan con claridad la mayoría de tomadores de decisiones del presupuesto, es que la aportación de la seguridad en todas sus actividades, va más allá de la sólo protección de personas y propiedades, ya que en el cometido de evitar que ocurra cualquier evento que perturbe las operaciones y procesos de la empresa, se Justifica y magnifica que la inversión, por lo general concretizada en bienes de producción, puede seguir generando ingresos y por consecuencia rentabilidad financiera.
En este sentido se obtiene que las medidas y previsiones de seguridad se ocupan de prever los posibles riesgos, y prevenir que ocurran, por ejemplo accidentes que dañen materiales o equipos e interrumpan los procesos de producción, o que causen lesiones al personal, incluso fatales, que no sólo interrumpen los procesos, sino que pueden provocar la clausura de las instalaciones.
En consecuencia, si bien los servicios de seguridad no constituyen una inversión en el sentido estricto de la palabra, tampoco representan un gasto “inútil”, ya que constituye en su conjunto un recurso de “protección” a la propia inversión de la empresa, cuya aportación a la productividad consiste precisamente en que procura que se mantenga la continuidad de la operación.
Bajo esta Visión, la contratación de servicios de seguridad, como cualquier otra rubro presupuestal, enfrenta la decisión de cuánto gastar y de qué manera. Y aquí es precisamente donde, debiera surgir la pregunta de qué servicio es el más adecuado, o el que realmente necesita la empresa, sin darle el valor al servicio sólo por lograr bajar el costo del mismo.

Eduardo Zenil